27 All Stars by Anny Peterson

autor:Anny Peterson [Peterson, Anny]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2023-12-04T00:00:00+00:00

33. FLY AWAY

«Los críticos ven la música y oyen la pintura»

Valeriu Butulescu

El susto que nos llevamos con el fanático que se coló en la casa, no fue moco de pavo, pero ese solo fue el principio.

Con la presencia de la policía, la noticia saltó a los medios avivándolo todo más. El lanzamiento, su fama, la canción… Decir que la casa estaba vigilada era un eufemismo, y empecé a ponerme nerviosa cuando lanzaron un artefacto que parecía una bomba casera.

La policía nos recomendó desaparecer temporalmente.

Jesse pensó en volver a casa de su madre, pero la inmobiliaria le informó de que, gracias al reciente boom de popularidad, la propiedad acababa de venderse.

Tampoco quería ir a un hotel para terminar recluidos en una habitación por muy lujosa que esta fuera, y se me ocurrió una idea.

—Podríamos ir a mi casa del lago. Allí nadie nos encontraría.

—Pero… ¿ese lugar está vallado? —⁠preguntó Tanner previendo los sistemas de seguridad necesarios.

—No, pero las casas colindantes están lo suficientemente alejadas.

—Yo estaba pensando en fugarme a la jodida Jamaica. —⁠Soltó Jesse exasperado⁠—. He visto una casa cojonuda a la venta al lado del mar.

—¿Bromeas? —objetó Tanner—. ¡Nos cazarían en el aeropuerto! En todo caso, tenemos que irnos en coche. De noche. A escondidas.

—¿Dónde está esa casa del lago? —⁠preguntó Jesse interesado⁠—. Desapareceremos unos días hasta que compre otra propiedad aquí y la acondicionen debidamente. No le diremos a nadie adónde vamos, ni siquiera a Steve…

—Eso le cabreará —adujo Tanner—. Tenéis que preparar la gira y querrá que ensayes con los músicos y que acudas a unas cuantas fiestas promocionales.

—Pues tendrá que esperar a que se calmen los ánimos.

Steve solo pidió (prácticamente entre lágrimas) que Jesse acudiera a una fiesta exclusiva que organizaba la Billboard Hot 100 para su top ten antes de marcharnos.

—Estás en el número uno, Jesse. ¡No puedes faltar, por Dios…!

—Está bien, pero después nos iremos unos días.

—Hecho.

Cuando nos quedamos a solas, Jesse me llevó hasta un sofá y me acomodé sobre él. Cuando estaba en sus brazos me sentía en casa. Y creo que él sentía lo mismo.

—Antes de que digas que no… —⁠empezó preocupado. Y con ese principio tan entrañable, cualquier cosa que dijera sería un enorme SÍ. Digo entrañable porque demostraba que me conocía bien y que, a pesar de mí misma, me quería a su lado.

No sé explicarlo bien, pero… mis sentimientos por él, además de ardientes, habían mutado a un amor incondicional donde solo quieres que la otra persona sea feliz. Siempre y cuando no te pida algo perjudicial para tu salud o la suya, claro. Nuestra complicidad era total.

—En estos momentos no quiero separarme de ti —⁠expuso⁠—. Estoy un poco…

—¿Asustado? —terminé por él.

—Más que asustado, paranoico. Es como si hubiera alguien a nuestro alrededor que quisiera joderme y seguro que ya sabe lo importante que eres para mí… Sé que no quieres que te vean conmigo, pero… quiero que me acompañes a esa fiesta, Kate. Si es solo para los topTen será un círculo muy reducido y selecto. Habrá gente igual de famosa que yo o más.

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